Qué aventura
Qué aventura
©Brendaliz Figueroa, 8 de diciembre de 2010
La primera vez que salí sola con mi hijo y el coche fue muy interesante. Ya había salido con el muchachito pero acompañada, o sola con él y sin el coche. El niño tendría un mes o menos, y me fui a comprar unas cosas que necesitaba para un viaje que haríamos la próxima semana. Todo funcionó de maravilla hasta que llegué al estacionamiento y me tocó empotrar el car seat en el coche.
El bebé estaba dormido. Con impresionante soltura saqué el coche, lo abrí y pensé: “wow, qué bien me fue abriendo la cosa esta por primera vez”. Cuando quise espetar el car seat en el coche, aquello no funcionó. Empecé a dar jamaqueones, a tirar y halar cuanta cosa encontré. Por supuesto, el niño se despertó y abrió la boca a gritar. ¿Cómo no iba a gritar si lo estaba zarandeando? Bajé a todos los santos, maldije el coche y la hora en la que salí sola a comprar cosas, lloré, hablé alto para ver si alguien me ayudaba. Miraba a todos lados para ver si salía gente con coches y poder preguntar. Nada. Cuando no te interesa cruzarte con gente y coches, ves quinientos, pero ese día en particular no vi a nadie con coche.
Ya las lágrimas habían lavado mi cara varias veces. El llanto desgarrador hacía imposible que mi esposo me entendiera por teléfono. Para acentuar el coro de llantos, mi hijo lloraba cada vez más, y yo estaba bañada en sudor. Mi esposo intentó explicarme – inventado, porque él tampoco sabía – el truco para meter el car seat donde se suponía que iba.
Allí estaba parada, derramando lágrimas de sangre, impotente ante el coche.
Era como estar bruta, ciega y sordomuda. No entendía nada. No funcionaba, y punto. Imploré piedad al cielo, y de repente me iluminé. Bajé el respaldo del coche, y fue entonces cuando milagrosamente media hora más tarde pude encajar el car seat.
Estábamos listos para emprender nuestro viaje adentro del centro comercial. No me quedaban ganas de comprar nada. Quería montar todo en el carro y sentarme para seguir llorando, por estúpida.
Estaba inconsolable e hinchada. No exagero.
Ahora recuerdo el incidente y me río, cosa que no pude hacer en ese momento.
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Esa experiencia me es familiar. En mi caso andaba con mi esposo y ninguno de los dos supimos como rayos encajar el car seat en el coche, ¡y eso que antes de parir yo había practicado muchas veces en casa! (Supongo que con el bebé ocupando el car seat la cosa cambia.) El nene sólo tenía una semana y mis hormonas estaban en descontrol total. En nuestra frustración decidimos seguir caminando con el coche puestecito, sin encajarlo como se suponía. Yo iba llorando y mi esposo recordando a la mamá del que se inventó el dichoso coche con car seat. Igual que tú, ahora cuando recuerdo aquel día me da gracia. Definitivamente hace falta training para poder bregar con los equipos de nuestros bebés. Si seguimos así ya pronto hará falta sacar una licencia!!!! ; )
Ja,ja…Recuerdo cuando me lo contaste, y un año y pico más tarde yo estuve en las mismas, llorando como una idiota. En el curso de parto sin temor o como se llame deberían dedicar unas horas al manejo de equipos para bebés. Eso sí que nos haría la vida más fácil.
O sea lo del coche es clásico! Tuve la misma odisea y para colmo lo que tenía mi primera hija eran 7 días de nacida y tuve que ir al pediatra a su primera visita. Fui sola pq vivíamos en NY y Arturo no podía acompañarme….así que sabrás, sola en un parking súper lejos y para colmo con una cesárea que para empezar a los 7 días no se supone ni que estuviera guiando. Pero ya sabes, no había opción pq no tenía a nadie que me acompañara….y ahí vienen el maldito coche! que nunca pude abrir ese día y tuve que caminar con el car seat (cargador) que si solo pesa , imagínate con mi hija que nació de 9 libras! Y mi cesárea…obvio que llegué llorando al pediatra del dolor de la herida y la frustración….jaja ahora me río!
Definitivamente esto le tiene que haber pasado a todas las madres. Mira caramba, yo fui a muchos sitios con mi hijo de casi 9 lbs en el cargador/car seat, pero no tenía cesárea, sino tajo natural(mente hecho por la salida de mi hijo)… uy, qué dolor con la cesárea,la caminata y la muchachita. Cualquiera llora. Esto se debió haber llamado ” Coches que te hacen llorar “.
A mí me pasó con mi hija, que tenía como semana y media de haber nacido. Iba con mi suegra para Plaza, a hacer mis compras navideñas (porque tengo la costumbre de comprar mis regalos en noviembre, para evitar todo el revolú del mes de diciembre). Al llegar al parking multipisos, no sabía como abrir el cochecito, pues no había practicado aún. Llamé a mi esposo y él trató de explicarme por teléfono, pero la frustración no me dejaba pensar. Tuve que montar todo en el carro otra vez e ir a Bayamón, al trabajo de mi marido, para que me explicara face-to-face como abrir la mierda aquella!!!!. Para después volver a Plaza!!! Ja, ja, ja!!!!
Tania, te entiendo perfectamente. En mi primera cesárea, como no me había preparado para aquello, me tomó un tiempito en recuperarme de esa herida. Pero ya para David, estaba curada de espanto!! Yo parí sábado, pedí el alta el lunes y para jueves, ya yo estaba conduciendo y llevando a mi hijo a sus citas médicas!!! Y caminando como si no tuviera dos cesáreas encima!! Ja, ja!!
Je,je…Buenísimo. Habrá que hacer una reunión para hacernos estos cuentos y reirnos con los “performances”…ja,ja.
Ahora, te imaginas cuando le pasa eso a una abuela como yo que siempre esta espacia!!!Yo peleo con el coche de Dannyboy para poderlo abrir. Yo no se como ha durado porque le doy cada jamaquion al coche para poderlo abrir!!
Ja, puedo imaginarte peleando con el coche. Mami aún ni se ha atrevido a intentarlo. Lo ve y como que le tiene sus reservas.