Enfermera de pacotilla
Enfermera de pacotilla
© 2012 – Brendaliz Figueroa Guzmán
Hace una semana y media fui la enfermera de mi nene de dos años. Tenía influenza A. Gajes del oficio…lo tengo muy claro. No hago mas que sentirme un poco mal de salud, y ¡zas!, se enferma mi esposo. Sí, sí, él siempre me lleva la delantera. Gracias a Dios soy bastante saludable, y suelo enfermarme poco, pero no soy de palo (aunque la gente crea que sí), y de vez en cuando me enfermo.
Bueno, pues no, no pude enfermarme “como Dios manda” (de acostarme, reposar, ser atendida)…nada de eso. En su lugar, estuve atendiendo al niño, en sus terribles y apoteósicos dos, dándole terapia cada cuatro horas para ver si le saco el perro que tose en su pecho, y además, en pleno entrenamiento de dejar los pañales e ir al baño.
¿Algo más? ¡Ajá!, fantástico, todo a la vez.
Pongo en “hold” la fiebre, el dolor de garganta, de cuerpo, de cabeza, me pongo a pintar y a dibujar con mi hijo, quien, para completar, ni siesta durmió. Sus baterías son de otro planeta. El catarro o la “monga” esta tendrán que esperar, ni modo.
Ya por la noche tengo la paciencia en negativo. Estoy agotada, y mi ánimo y tono no son los mejores. Al enfermo grande lo trato fatal, por supuesto. No tengo vocación de enfermera. Por eso estudié otra cosa.
Lo admito: soy una enfermera de pacotilla.
Pregunto yo: a esta paciente impaciente, ¿quién la va atender?
Ah, antes de que se me olvide: el niño ya va al baño. ¡¡Adiós pañales!! (aunque todavía seguiré limpiando fondilletes, como las madres…y las enfermeras!!!)
😉
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Brendaliz Figueroa Guzmán- 13 de febrero de 2012
Brenda, solo te puedo decir una cosa: tu vida es caoticamente normal!!!!!!Eres una buena madre!!! ahhh que bien que el nene aprobo el toillet trainning!
Gracias Silma!!!