No estamos solas
No estamos solas
©Brendaliz Figueroa, 18 de mayo de 2011
Hace aproximadamente dos meses mi hijo cambió por completo su patrón de sueño. Antes se dormía solo en la cuna, entre 8:00pm y 8:15pm. Despertaba un poco después de las 6:00am, regalándonos así una noche y una mañana placentera a todos.
De la noche a la mañana comenzó a tardar horas en dormir y a despertar cada hora. No lloraba, sino que gritaba. Pasé muchas noches y madrugadas sin descansar decentemente, perdí la noción del tiempo, la cordura, el cabello y la razón. Iba a trabajar muerta en vida, aguantando las ganas de llorar (y de dormir).
Afortunadamente, luego de dos meses (creo), poco a poco todo ha vuelto a la normalidad. No puedo precisar exactamente cuántas cosas hice ni cuántos consejos seguí, pero sin duda alguna hoy puedo asegurarle a todo el mundo que no estoy sola.
Como señales celestiales, hablando casualmente con dos madres de hijos un poco mayores que el mío, descubrí que ellas están pasando ahora mismo por lo que yo pasé ya. Oirlas hablar fue como escucharme a mí misma. Creo que en ambas ocasiones- sí, porque fueron casos aislados- una leve sonrisa se asomó en mis labios (o al menos mi cerebro sonrió en señal de apoyo). Era como verme en un espejo. Lo mejor que pude decir luego de intercambiar detalles de los sucesos fue que todo iba a pasar.
Uno cree que no sale de esa pesadilla, pero sí … Sale uno demacrado, pero sale.
¡Qué bueno es saber que no estamos solas!
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