Salvavidas
Salvavidas
©Brendaliz Figueroa, 5 de noviembre de 2011
Nunca imaginé que el día que parí, además de convertirme en madre, me había convertido en salvavidas.
Sí, ya perdí la cuenta de las veces que por poner una mano a tiempo evité que mi hijo se rajara la cabeza, o las veces que lo agarré de una pierna y quedó con la cara a un centímetro del piso porque se me iba a tirar de la cama. Tampoco recuerdo las veces que ha saltado al vacío en las escaleras.
Por supuesto que mi hijo se ha caído, ha tenido machucones, moretones, chichones y todas esas cosas, pero la cantidad de veces que le he “salvado la vida” es mayor.
Estoy convencida de que los bebés nacen sin miedo. Bueno, no sé si es así, pero según lo que he visto de mi hijo en estos 26 meses, eso es lo que creo. Me parece que son los padres quienes le crean miedos innecesarios a los chicos.
Qué chévere cuando uno vive la vida así, plenamente, convencido de que nada te pasará, (y que si algo puede pasarte, siempre va a haber alguien ahí para salvarte).
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