¿Hermano o hermana?

© 2012 – Brendaliz Figueroa Guzmán

Mi hijo quería una hermana. Sí, así es. Cuando tenía dos años me dijo que quería una hermana. Como uno de sus “panitas fuertes” de la escuela tiene una hermana, pensé que me lo decía por eso.

Ahora, a sus dos años y 8 meses, acaba de pedirme un hermano.

Por razones que no vienen al caso -porque sería muy largo el cuento- tuve que poner en mi carro el car seat de cuando mi nene era bebé. El que va de espalda, mirando para atrás, sí, ese mismo. Ya había perdido la práctica con ese car seat, así es que, como tuve que limpiarlo, sudar y pasar trabajo montándolo en el carro, aún no lo he bajado. Pura vagancia mía.

Resulta ser que mi hijo me dice “ahí va el bebé”. Le pregunto de qué bebé habla (porque había olvidado que ese car seat estaba montado en el carro). Me dice que en el car seat va un bebé. Le contesté que ese car seat es para bebé, pero que ahora mismo no tenemos ninguno para poner ahí.

Caso cerrado…o al menos eso creía yo.

Treinta minutos más tarde me dice: “Mamá, dame un hermano para ponerlo en el car seat”. La carcajada fue inmediata. Le pregunté si estaba confundido, porque antes me pedía una hermana. Lo pensó durante dos segundos y me dijo: “no, quiero un hermano y una hermana”.

Va a tener que hacer como el Gato con Botas y Humpty Dumpty (en la película Puss in Boots): pincharse el dedo y hacerse “hermano de sangre” de algún amiguito.

Y voy a tener que sacar el car seat de bebé del carro. ¡Pa’l carajo la vagancia!

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30 de abril de 2012