15 de abril de 2010

Dedicado a una persona especial

Comparto la dicha de la maternidad de manera simultánea con mi mejor amiga, la madrina de mi boda y la madrina de mi hijo. Nuestros “due dates” tenían diferencia de sólo cuatro semanas.

No éramos cuatro mujeres embarazadas a la misma vez, sino dos, porque esas tres amigas de las que hablo son en realidad la misma persona.

Yanira  dio a luz a su hija Valeria de manera natural, sin medicamentos, sin vena abierta, sin anestesia, casi como las indias en el campo, pero en un “birthing center”.

La bebé nació perfecta y saludable, pero pasaban las semanas y no ganaba peso. Fue ahí cuando comenzaron todos los intentos posibles para descubrir las razones por las que eso sucedía, y a la vez aumentar de alguna manera la producción de leche materna, mientras alternaban con fórmula, para que Valeria no se viera afectada.

Tratamientos experimentales, menjurges “mágicos” naturales, visitas a especialistas en lactancia, ¿qué no se hizo?

Yanira cargaba su bulto de lactancia todos los días al trabajo (al cual iba caminando, en NY), y apenas se sacaba lo suficiente para una botellita al día.

“Pienso que es una botella menos de fórmula que le tengo que dar”, así decía ella.

Un día de camino al trabajo, se dio cuenta de que había olvidado una parte de la máquina de lactancia . Regresó caminando y llorando a buscar la parte olvidada, todo para poder sacarse leche, así Valeria podría beberse una botella de leche de su mamá.

Cuando el tratamiento terminó y la producción bajó significativamente, tanto así que no daba ni para media botella, Yanira dejó de sacarse leche. Por lo menos es tan centrada e inteligente, que lo hizo con mucha paz y tranqulidad, sin complejos ni dramas.

Llevo siete meses y medio lactando, y muy pocas veces me ha pasado que no tengo buena producción. En esas ocasiones me he puesto algo nerviosa y he pensado “ay Dios mío, ojalá me saque más la próxima vez”, para de inmediato recordar que todos los días que mi amiga se sacó leche fueron así. Wow.

Qué esfuerzo y dedicación.

Valeria: con el mismo amor (y más esfuerzo) con el que yo alimento a mi hijo todos los días, tu mamá se esmeró por ti desde tu primer día de vida. Qué afortunada eres al tener a mi amiga, madrina de boda y comadre de madre.

Un beso para las dos.

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  1. my goodness…this made me cry – for many reasons… becasue i love ‘carina’ and ‘valentia’ too… and because i too had a rough time giving my bebe his ‘super ounces’ [what i called the few drops i gathered] in my very few weeks of struggling to nurse…

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    • Ay Sofía, qué linda. Lo escribí porque aparte de reconocer el esfuerzo de “Carina”, no quiero que la gente tenga la impresión de que pienso que sólo las madres que lactan son las que hacen las cosas correctas. Nada que ver. Doy gracias a Dios de que tengo mucha leche, y sé que desafortunadamente no todas las madres tienen la misma suerte que yo. Por lo tanto, esto es para todas esas madres que como “Carina” dieron la milla extra y siguen cuidando y amando a sus hijos como lo más importante de sus vidas.

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    • Ah, y no te dije. No pensaba que iba a provocar lágrimas, pero ayer, cuando Yanira me dijo que lloró cuando lo leyó, me hizo llorar a mí. Y ahora leyendo que lloraste, me da con llorar también. Voy a ver si Kleenex quiere auspiciar mi blog…ja,ja,ja.

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  2. Ohhh my God!
    simplemente hermoso….
    Solo las que somos madres sabemos lo que es eso…
    Yo pase lo mismo que “Carina” y me frustre mucho…pero como tu dicesno es solo el esfuerzo de lactar… es el sentimiento con el que hacemos todas las demás cosas…

    Ya te imaginas… estoy llorando….estoy muy orgullosa de que Dios me haya dando a mis dos grandes amigas “Carina” y tu…que si son más que Excelentes amigas de madre son lo máximo…Las quiero!

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    • Ay nena, me haces llorar tú a mí. La verdad es que no es lo que uno haga, es con el amor que uno lo hace. Eso es lo importante. No quiero ni imaginarme el trauma por el que pasan las madres que quieren lactar pero no pueden. Gracias por tus palabras.

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  3. Ok, este post es como una especie de redención para mí. Mi historia fue una de tantos sentimientos encontrados. Cuando estaba encinta siempre pensé que iba a parir tna fácil como las mujeres de mi casa, pero no fue así. Tengo la cicatriz para probarlo. Luego me dije a mí misma que al menos iba a poder lactar a mi bebé, pero fue una tarea ardua. Me identifico totalmente con “Carina” y su lucha. El proceso de lactancia de Violeta fue estresante, frustrante y hasta humillante. No importaba el aliento y comprensión que siempre recibí de otras mujeres (lactantes y no lactantes). Por razón alguna me sentía juzgada y hasta inferior. Yo no tuve la misma sabiduría de “Carina” de lidiar con la situación en paz. Pero hoy en día al ver a mi bebé saludable y feliz sé que hice todo lo que estuvo a mi alcance para darle su alimento (lo único que me faltó para sacarme más leche fue ir a un Shamán). Kudos a Carina y a ti por dejarnos saber que no importa de donde provenga el alimento lo importante es el amor con el que se brinde.

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    • Ay, Gretchen, este post es el que más comentarios recibe (no necesariamente por aquí, pero en persona sí. Yo sé que muchas madres lo pasan fatal en ese afán de querer darles a sus hijos lo mejor. Sé que hay madres que se sienten mal por no poder lactar. Me parece injusto que la gente juzgue, porque yo que parí ya, y que afortunadamente he podido lactar exitosamente y he podido ver la lucha de otras madres que no pueden, sé que el intento sí se hace, y que todas las madres hacen hasta lo indecible por darle lo mejor a sus hijos.
      Así es que este post es para todas las madres que como tú, aman a sus hijos de una manera indescriptible, lactando, y sin lactar también.

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