De cuando sacaba a mi hijo los primeros días
De cuando sacaba a mi hijo los primeros días
©Brendaliz Figueroa, 2010
Mi esposo y yo hemos sido bastante aventureros y callejeros con el nene, sobre todo si consideramos que ambos somos primerizos, y por lo general, los primerizos suelen ser histéricos y no salen ni a la esquina.
A las cinco semanas de vida del niño fuimos a Nueva York, regresamos a Puerto Rico y nos fuimos enseguida a Alemania.
Regresamos a Puerto Rico el día que el chico cumplía ocho semanas.
Antes de eso, por supuesto que salí. Ni modo que me quedara en casa encerrada como una monja de claustro. Salía, hacía mi diligencia como flash y volvía a casa enseguida. Cómo me molestaba que la gente dijera “mira para allá, tan pequeño y sacándolo, qué abuso”, como si uno fuera sordo. Sí, porque la gente hace sus comentarios a viva voz, y todo el mundo se tiene que enterar.
¿Qué abuso de qué? ¿No puede ver la luz del sol? ¿No puede tener contacto con el mundo afuera de la casa?
Entonces cuando miro alrededor, a veces pienso que la respuesta a mi pregunta es: “Fíjate, no debería perder el tiempo teniendo contacto con la humanidad”, porque mira que hay gente presentá, ¿ah?
Usted, si es madre ¿alguna vez se le ha acercado alguien a decirle “ponle medias”? Mi hijo nació el 31 de agosto. El calor estaba (está y estará) infernal, como se imaginan, y a él a veces le daba calor, pero la gente empeñada en tener al niño más envuelto que un pastel.
Otro detalle de los primeros días y los encuentros cercanos con los presentáos: “No sacó los ojos del papá, qué pena”. (Los ojos de mi esposo son azules). ¿Y? Le hubiesen quedado monísimos, pero así como Dios se los dio, marrones y enormes, son preciosos. Si la gente que hizo esos comentarios supiera que otras personas (normales ellas) lo primero que dicen cuando ven a mi hijo es: “qué ojos tan preciosos tiene ese niño, y qué expresivos”.
Recuerdo claramente este suceso de los viajes y sabes que te apoyé 100%, era eso o una depresión postparto. Con mi primer bebe, quise ser la más cuidadosa, la más protectora y salía muy poco. Creo que fui más veces al pediatra que a cualquier otro lugar. Y ya con el segundo al tercer día de nacido estabamos comiendo en Giovannas como si nada.
Así pienso que debe ser. Pero claro, cada loco con su tema.
No te preocupes Brenda, creo que Alberto no tenia ni dos meses cuando yo lo lleve a la playa de Piñones. El muchacho con su traje de baño con ese sol candente, gritando y esta vivito. Sera por eso que le gusta tanto el mar? En esa epoca las madres eran mas cuidadosas (soy la exepcion)Hay veces que Jessica me dice,”mami, yo no se como Alberto y yo estamos vivos”.
Sigue adelante y has lo que tu corazon te dicte porque las madres siempre queremos lo mejor para nuestros hijos!
Gracias Magda. Yo he sido bastante “relax” con este nene, gracias a Dios. En el fin de semana durmió como dormí yo muchas veces durante mi infancia: en dos sillas juntas. Ja,ja. Sí, fuimos a comer y se durmió y no tenía el coche. Juntamos dos sillas, lo acosté, y listo. Comimos en perfecta paz. Así es, hay que hacer lo que uno crea correcto. El niño está vivo. Ha llegado a los 7 meses. Algo debo estar haciendo bien.