Descalzo

©Brendaliz Figueroa, 9 de febrero de 2011

Nació como todos los niños: sin ropa y descalzo.  Parece que así quiere pasar el resto de su vida.

Esta semana hemos disfrutando de un berrinche mañanero nunca antes visto: el de no querer ponerse los zapatos.

Le gustan los zapatos, los coge en las manos, los mira por todos lados, hace como que se los pone, dice “pies”… Sabe lo que son y dónde van, se pone los de los adultos, pero los de él, ni loco.

El drama es increíble.

Cuando finalmente ya tiene medias y zapatos puestos y lo dejamos libre -sí,porque hay que hacerle llaves de lucha libre- sale corriendo, olvida todo y se ríe como el niño más feliz del mundo, aún con los ojos llorosos.

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