Día de las madres

© Brendaliz Figueroa, mayo 2010

Este año tuve la oportunidad de celebrar mi primer día de las madres (como madre).

No pude dejar de pensar en todas aquellas madres que por una razón u otra no pudieron celebrarlo con sus hijos.

Quien más ocupó mi mente fue una mujer increíble a quien tuve oportunidad de conocer vía telefónica por medio de mi lugar de trabajo.

Esta señora llamó a mi departamento para pautar un anuncio en el que quería publicar una carta muy linda que su hija había escrito poco antes de fallecer. La maestra de la niña acababa de encontrar la carta en la que expresaba su deseo de ser recordada feliz, y de difundir su mensaje de amor y bondad.

Mientras la señora me hacía toda la historia de la larga enfermedad de la niña, de todo lo que se hizo por salvarla, de cómo la niña había luchado por estar bien, de haber hecho la paz con su condición y haber aceptado los designios del Señor, yo intentaba contener el llanto al otro lado del teléfono.

No le dije que estaba embarazada, porque no la quería hacer sentir mal.

Unas cuantas gestiones y varios mensajes por correo electrónico tocando los corazones de las personas indicadas fueron suficiente para lograr que la carta fuera publicada- a página completa, incluyendo una foto de la niña- sin que la señora tuviera que incurrir en el gasto.

Cientos de llamadas y mensajes inundaron el teléfono y el correo electrónico de la feliz y orgullosa madre, quien todavía hoy, casi un año más tarde, no deja de agradecer mi ayuda.

La semana pasada era el cumpleaños de la niña, y dos semanas antes se celebró el día de las madres.

Qué triste saber que mientras algunas lo disfrutamos con nuestros niños, otras lo pasaron extrañando a los suyos.

Sin duda alguna, los padres no debemos sufrir la muerte de un hijo. Nosotros debemos irnos antes que ellos.

A esta señora, como siempre le he dicho: es fuente de inspiración, pero sobre todas las cosas, símbolo de fe, amor y  esperanza.

La recordaré siempre, por todas los detalles que ha tenido conmigo, y por lo que aprendí de usted y de su hija. Gracias.

No sabe cuánto lamento lo que le ha tocado vivir, y que esa haya sido la razón por la que nos conocimos. Me alegra saber que el mensaje de su hija sigue llegando a más personas.

Mis respetos hoy y siempre…

Join the conversation! 3 Comments

  1. Me acuerdo de esa carta… super impresionante…y me acuerdo que hasta Ariana la leyó…

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  2. wao, me imagino que debe ser emocionante que recuerden a un ser querido como un hijo y más
    personas “ajenas” como tu.

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