El conformismo nuestro de cada día

©Brendaliz Figueroa, 8 de diciembre de 2011

El domingo fui al concierto de la banda musical favorita de mi hijo. El proyecto es local y el producto es bueno, así es que, desde que mi comadre me introdujo en el mundo de esta banda, no he salido de él.

Para  sorpresa de todos, la organización fue un desastre. Por primera vez – y he ido a tres conciertos de ellos en el mismo lugar- la fila era kilométrica y no se movía. Intenté razonar con la gente de la entrada y hacer entender que la longitud y lentitud de la fila eran absurdas, que eso era una actividad para niños, que estábamos todos al sol, y que sencillamente debían abrir más entradas. El esfuerzo fue en vano. Todo el mundo me mandó a hablar con otra persona. Luego de 12 intentos fallidos, regresé a mi lugar, furiosa pero a la vez tranquila dentro de lo posible, a esperar como media hora más para poder entrar.

Ya adentro, otra sorpresa, tuvimos que esperar en manadas, todos adobados, como 20 minutos más. Me empezó a entrar calor por los pies (de rabia, por supuesto).

Tan pronto pude recurrrí a las redes sociales y expresé mi indignación con respecto a ese asunto. Lo hice en mis páginas de Facebook, en mi cuenta de Twitter y también en la página de Facebook de la banda. No era la única persona quejándose de lo mismo.

Resulta ser que ayer me di cuenta de que una persona tuvo el atrevimiento de contestar lo siguiente (a mi comentario):

-que no nos quejáramos

-que dejáramos la “tiraera”

-que nos conformáramos

-que hubiésemos llegado temprano

-que por artículos rebajados diez dólares sí hacíamos fila

-que esperábamos una hora en el “mall” por un estacionamiento

-y que por lo menos no empezaron en punto, porque si lo hacían, los nenes se iban a perder el concierto

No sé cuál de todas estas imbecilidades fue la que más me molesto, pero mientras le contestaba sentí el mismo calor aquel que me entra por los pies y me llega a las manos…sí, sí, el calorcito del encabronamiento.

Anoche pensaba “qué boba soy. Tengo un BLOG. Ahí es que me puedo botar”, así es que, aquí estoy, escribiendo sobre esta situación que me puso a reflexionar bastante.

Todo lo que escribí lo hice con respeto. Entiendo que el staff y la producción pudieron haber prestado mejor atención a este asunto. Siempre fui clara en que somos fanáticos de la banda y los seguimos a todas partes. No sé qué es “tiraera” para esa mujer. Yo no hago filas por algo que tenga 10 dólares de descuento. Tampoco hago filas por algo que tenga 100 dólares de descuento. Sencillamente no hago filas ni me meto en revoluces por cosas estúpidas como esas. Mucho menos espero por un estacionamiento en el “mall”. Rara vez voy al “mall” ya que no es de mi agrado. Si voy, lo hago temprano para evitar gente como ella precisamente. Si no hay estacionamiento, me voy por donde mismo vine. Los boletos no me los regalaron. Los pagué. No sé si los de ella fueron regalados y por eso no le importa hacer fila, lo que de todas maneras me parece estúpido, porque la fila de más de una hora no tenía perdón. El concierto no empezó a tiempo porque todo el mundo estaba afuera en la fila. Obviamente no empezaron a las 4:00pm porque a esa hora le hubieran cantado a los técnicos. No fue porque fueron buena gente y nos esperaban pacientemente porque fue nuestra culpa entrar tarde.

A esa persona y a todas las que piensen como ella, les digo lo siguiente:

Por mentes cortas y conformistas como las de ella es que este país está como está. El “ay bendito”, el “bueno, por lo menos no pasó tal o cual cosa”, el “dejen la tiraera”, el “ay, confórmense con…” y generalizar reflejándose cuando habló del “mall”, del estacionamiento  y de las rebajas de diez dólares es lo que tiene a este país bien “jodío”.

La fila era inaceptable. Que nadie de la banda tomara cartas en el asunto y que tampoco se disculparan con su público, también es inaceptable. Que borraran o escondieran las decenas de mensajes en su página repudiando lo sucedido, es imperdonable.

Y que gente como esta persona piense, hable y escriba como lo hizo con respecto a mi comentario es lo que irremediablemente seguirá hundiendo a este país, que de hecho, está insalvable.

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