El muchacho tirado en el piso

2014 Brendaliz Figueroa Guzmán

Fui a hacer una diligencia. De regreso al carro, un muchacho tirado en el piso impedía mi paso. Me acerqué, y luego pensé “como están las cosas, quizás está fingiendo y cuando le pase por el lado me agarra por la pierna y me jo…”.

Seguí mirando un rato, pero cobarde al fin,  fui a buscar ayuda. Cuando apareció un señor me le acerco y le explico. Sin dudar, me dice que me acompaña al carro. Allí seguía el muchacho, tumbado en unas escaleras de cemento, acostado sobre cristales rotos y basura. (El tema de la suciedad en este país es para otro “post”).

El hombre que me ofrece ayuda se le acerca, hace ruido con los cristales rotos y le pregunta si está bien. Confieso que tenía miedo de que algo le pasara al hombre por ayudarme. El muchacho despierta, se levanta, dice que está bien y camina desorbitado. Cuando me mira, me destroza el alma. Tenía menos de 30 años, me parece que debajo de aquel ser desaliñado hay un hombre guapo, tenía los ojos azules y la mirada perdida. Le pregunté si estaba bien, me dijo que sí. Agradecí a quien me ayudó y cada quien siguió su rumbo. Me monté en el carro aliviada y triste, y de camino a casa empiezo a cuestionarme por qué no lo ayudé, por qué no le ofrecí agua y comida. ¿Qué me pasó? Se me congelaron los pensamientos.

Yo tengo dos hijos, y por nada del mundo quisiera que esa fuera la vida que ellos escogieran o la que se vieran tentados a tomar. ¿En qué fallaron sus padres? ¿En qué falló él? ¿Cómo fallaron el sistema y la sociedad?

Dios mío, ¿por qué no le ofrecía ayuda, por qué no le hablé más? Viré pero no lo encontré. Ahora no puedo sacármelo de la mente.

Muchas veces lamento que vivamos tan apurados y con tanto miedo y desconfianza…que se nos presentan estas situaciones que nos toman fuera de base y no podamos reaccionar de otra manera como lo he hecho en ocasiones anteriores. Creo que haber temido por mi seguridad me puso la mente en blanco por un momento.

Espero que el “muchacho tirado en el piso” pueda levantarse y salir adelante.

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11 de noviembre de 2014

 

 

 

 

 

 

 

Join the conversation! 6 Comments

  1. Comprendo tu reacción. Creo que me hubiera pasado igual. Muchas veces tememos acercarnos a ayudar por temor a la reacción del otro. En este momento lo mejor que podemos hacer es orar por ese muchacho para que encuentre el camino correcto para él.

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  2. Gracias Lennie. Así es, ya no puedo hacer más nada (que no sea orar) por él.

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  3. Creo que tu reacción es normal. Me ha pasado y también lo he lamentado. El crimen en el País está tan fuerte que ya una no sabe ni qué hacer por miedo a que te asalten y ser parte de las estadísticas. Tu preocupación vale mucho. Habla bien de lo que estás hecha.

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  4. Gracias Leze. Me consuelas. Qué lindas tus palabras.

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  5. Creo que nos ha pasado a muchos y por miedo a nuestra seguridad no nos arriesgamos. Ojala como tu dices: se levante y pueda seguir hacia adelante.

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