“Mejor así, quedarás exacta”

© 2014 Brendaliz Figueroa Guzmán

Durante mi primer embarazo aumenté lo “normal”. En cada visita tenía una que otra libra adicional. Al final, a punto de parir, con 41 semanas y pico de gestación, creo que había llegado a las 29 libras (adicionales).

Con esta segunda barriga ha sido todo lo contrario. Además de que la experiencia ha sido horrenda, vomitando y sientiéndome enferma y desganada todo el tiempo, no es que no haya aumentado, sino que he rebajado. Me faltan cuatro meses para dar a luz, y cada vez que voy a las citas médicas tengo una o varias libras menos.

La gente me ve y me dice “qué flaca estás, nena”, “no has aumentado nada”, “ay, mejor así, porque quedarás bien flaca y exacta cuando paras”.  What? En eso precisamente es lo menos que pienso, en serio. El que me conoce bien sabe que no soy vanidosa y que tampoco discrimino contra quien no tiene figura de modelo de pasarela. De esa misma forma, tampoo me traumatizaría si no quedo “exacta” o “perfecta”.

Juro por lo más sagrado que cambiaría las náuseas y los vómitos por unas cuantas libras. No miento.

Cuando dé a luz tendré el cuerpo perfecto inmediatamente. Sí, tendré el cuerpo que tiene una mujer que acaba de parir, con todo lo que eso implica. Saldré del hospital con panza, tendré el busto “gigante” (que luego se me desinflará y se caerá). Luego la panza se irá yendo poco a poco cuando ella quiera, y si me pasa como con mi primer bebé, me pondré flaquísima lactando. Claro que no sé si eso pase, pero tampoco pienso en eso. Ahora mismo solamente pienso en la salud de mi hija y la mía, y en que el proceso fluya con normalidad. Pienso en no tener náuseas, no vomitar, poder comer lo que quiera y que junio llegue muy pronto.

Si pudiera tener eso a cambio de aumentar, créanme que recibiría todas esas libras con mucha alegría.

A lo que voy: es obvio que el cuerpo cambia luego de tener hijos. Hay mujeres que, gracias a su genética, suerte, o su determinación y esfuerzo, llegan a su peso ideal y quedan regias. Otras hasta terminan con mejor figura. Bien por ellas. No tengo nada en contra de eso. Está muy bien cuidarse y verse bien. A fin de cuentas nos convertimos en madres pero seguimos siendo mujeres. Lo que me “choca” un poco es lo mucho que he escuchado eso de “ay, mejor, porque quedarás bien flaca…”, cuando nada de eso ocupa mi mente mientras me he dedicado a sentirme mal, vomitar y casi gatear por la casa, agarrándome de las paredes, de mi hijo o de mi esposo.

La pesa

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27 de enero de 2014

 

Join the conversation! 6 Comments

  1. A mi me tienen enferma con las libras posparto! Nadie sabe lo que hay y lo que sentimos. Mira tu caso. Si una tuviera la libertad de mandarlos al &/$47:0,’€\%{.

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  2. Hay gente que no tiene filtro. En serio. Nunca se me ocurriría decirle una cosa así a una mujer embarazada. ¡Ahora! Cada vez que a mi hermana le da una gastritis de esas de una semana, le digo que no hay mal que por bien no venga, que es casi lo mismo, pero ella no está embarazada. Jajajaaj eso la consuela en su malestar 🙂

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  3. Yo también prefiero unas libras extra para bajar que náuseas. Con Marcello engordé 29 libras también y aunque me costó bajarlas, la realidad es que hoy miro hacia atrás y sufrí más el parto que las libras. En este embarazo espero que las náuseas se me vayan pronto (porque me duran todo el día) y que el parti fluya mejor que el anterior. Las libras, who cares? Tendremos la lactancia y muchas aceras por recorrer después que llegue la segunda bendición. Que te mejores y que llegue junio pronto! xoxo

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    • Pues mi mejor deseo, Mónica, es que se te vayan las náuseas. Yo ya pasè la mitad del embarazo y nada ha cambiado. Ni hablar de los vómitos, que fueron apoteósicos. Espero que se te vaya todo pronto. Saludos.

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