October 5, 2010

No quepo

No quepo

©Brendaliz Figueroa, 5 de octubre de 2010

 ¿Cuántos de ustedes se han preguntado cómo uno se mete al carro en un estacionamiento cuando quien se te estacionó al lado no te dejó espacio?

 Sí, me pasó. Me estacioné estratégicamente, dejando bastante espacio por mi lado, pensando eso mismo, en el inconsciente nuestro de cada día que probablemente se me estacionaría al lado. Pensarlo fue como atraerlo, caramba.

Hice la compra ,y cuando llegué al carro, no me podía montar por mi lado. Por el lado del pasajero tampoco cabía, porque había tomado un estacionamiento de esquina, con pared al lado. Me pegué a la pared para dejar muuucho espacio por el lado del conductor. Ajá, y ahora, ¿qué hago?

 La alternativa era meterme por la parte de atrás del carro y llegar hasta la silla del conductor brincando una fila de asientos, pero la panza me incomodaba bastante semejante aventura.

Ay, ¡qué rabia me dio!  Mi mamá era quien me acompañaba, porque mi esposo estaba de viaje. Ella fue de mucha utilidad, proveyéndome papel y bolígrafo. Dejé a mi mente y mis manos trabajar con libertad, y escribí: “Usted debe ser ciego y animal para haberse estacionado de la manera que lo hizo. Dejé suficiente espacio de este lado, para poder montarme en el carro. Ha ocupado su estacionamiento y un cuarto del mío. Estoy embarazada y no podía montarme. Tuve que pegarme a ambos carros y rozar mi panza entre los carros. Estoy sucia, y mi barriga está aplastada. Gracias por su desconsideración, bestia. No sea tan incosciente, y piense mejor la próxima vez antes de estacionarse”.

Le dejé la nota en el cristal.

Cuando intenté salir del estacionamiento di una vuelta de más antes de encontrar la salida. No es que soy bruta, es que nunca había ido a ese lugar, y era un estacionamiento soterrado y algo confuso para una embarazada encolerizada. Al pasar por donde estuve estacionada, veo que el animal estaba leyendo la nota que le había dejado. Para mi sorpresa, era un hombre gigantesco, con barriga de Santa Claus. Le toqué bocina y le dejé saber con gestos exagerados que la nota era de mi autoría. Me fui feliz de haberle puesto cara al anormal, y de haberle dejado saber que yo era la de la nota.

 Segundos más tarde le pregunto a mi mamá: “Espérate un momento, ¿cómo él se bajó del carro, si está más preñáo que yo?”

La risa…remedio infalible.

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  1. jajajaja…. te imagine haciendo todo eso!!! me has entretenido en la clase de hoy! jeje…. pobre hombre de seguro la panza era muuucho mas grande q la tuya con 37 semanas!!!! jajajaja.. desconsiderado!

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  2. QQQ!!!!!! Me vas a matar de la risaaa, Dios mio me siento tan identificada con esa situacion. Las notitas son una excelente forma de liberar toda esa rabia q siente uno en situaciones como esa y con el tiempo he llegado a creer q nos va a seguir sucediendo lo mismo pero las notitas son una buena alternativa para educar a las personas o al menos para sentirnos mejor.

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    • Soy la reina de las notas. Me encantan. El lunes fui al pediatra y por más que dejé espacio, la persona que se estacionó al lado mío se pegó. Me dio trabajo montar al nene en el car seat. Encontré una libreta de notas en mi cartera, pero el bolígrafo nunca apareció. Me fui frustrada por no poder dejar una nota. Saludos.

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