September 22, 2014

Terapia

Terapia

© Brendaliz Figueroa Guzmán

 

El sábado salimos a cenar. Éramos cinco amigas, todas madres de uno o dos niños, de cinco años o menores.

¿Qué madre no ha sentido ganas de gritar y salir corriendo? La salida era justa y necesaria. Nos reímos muchísimo. Compartimos nuestras historias de terror y cómo “manejamos” las locuras de nuestros hijos. Fue muy interesante saber que no estamos solas y tampoco tan locas como pensamos, o que esa demencia es “normal”.

Una de las mejores partes fue imaginar a los esposos volviéndose locos con los chicos en casa. Yo tengo dos; un nene de cinco y una bebé de tres meses.

¿Cuántas veces añoramos el silencio o la tranquilidad de antes de habernos convertido en madres? Y no es que no los amemos. Sí, los adoramos, pero también nos amamos a nosotras mismas y por eso necesitamos nuestro espacio. Admitir que a veces queremos estar solas puede asustarnos. Uno piensa que está siendo egoísta o injusta. Pues yo no, y punto. Y repito, amo a mis hijos al punto de que daría mi vida por ellos.

Cualquier persona puede tener un mal día o una semana horrible. Eso lo sabemos todas. Hay que recordarnos a nosotras mismas que no es el fin del mundo, admitir que ser madre está de madre y reconocer que hacemos lo mejor por y para ellos.

Cuando llegué a casa por la noche, todos respiraban. Estaban dormidos. Sobrevivieron. (Fueron solamente tres horas). Mi leche materna estaba descongelada fuera de la nevera, sin tocar. No importa cuántas veces haya repasado las instrucciones para manejar la leche, hay una parte del cerebro masculino que no registra ciertas cosas. La casa era un tremendo desastre. (De esto me di cuenta al otro día por la mañana). Descubrí que mi esposo no cenó. Cuando le comento que la casa parece zona de desastre y le pregunto por qué no comió, su respuesta me hizo el día: “estuve solo con dos niños, no tuve tiempo para nada”.

Ja,ja,ja. Me pregunto cómo es eso posible, si a mí el tiempo me da y me sobra, y siempre ando de punta en blanco, hermosa y arreglada…sí, ajá.

Madre que me lees: cuando ya no puedas más, sal con alguna amiga y muérete de risa. Cuando regreses a la casa, la misma será un caos, pero te sentirás muy relajada y feliz. (Aclaro que esto fue sin una gota de alcohol. Yo no consumo bebidas alcohólicas).

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21 de septiembre de 2014

Join the conversation! 4 Comments

  1. Definitivo! Estamos 100% en el rol de madres que se nos olvida que tenemos otros roles!
    Así que a disfrutar de todos… Madres, esposas, amigas.. Etc
    Y darle oportunidad a los esposos que disfruten su paternidad! Jiji

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  2. Refrescante! Y muy cierto 🙂

    Aveses pareciria que todas las demas lo tienen bajo control, pero que bueno saber que no estamos solas!

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  3. Ajá, uno cree que es la única “loca”, pero no estamos solas.
    🙂
    Gracias Frany.

    Reply

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