Un embarazo y un bebé feliz
Un embarazo y un bebé feliz
© Brendaliz Figueroa Guzmán
Luego de ver a mi hijo por primera vez y compartir con él, una compañera de trabajo me dijo: “Wow, tu nene es tan sociable y feliz. ¿Cómo hiciste eso?”
Me puso a pensar por un segundo. Me di cuenta de que nunca me lo había “cuestionado”. Sin embargo, mi respuesta se produjo rápidamente:
– Por más “dolamas” e incomodidades que tuve durante el embarazo, trataba de estar contenta por lo que estaba pasando en mi vida y en mi cuerpo. Claro que esto no quita que cuando tenía las hormonas revueltas, llegué a tener mis días de “locura” e irracionalidad. De eso nadie nos salva.
– Le hablaba mucho al bebé (dentro de la panza). Lo hacía parte de mi cotidianidad. ¿Por qué no?
– Trataba de verme presentable aunque a veces me sintiera horrible y destruida. No es que me vestía ni me maquillaba como para una gala, pero procuraba estar presentable en sociedad, sin eso implicar lujos ni extravagancias.
– Cuando el nene nació, mantuve mi vida bastante parecida a la que llevaba cuando no era madre. Incluir al bebé en todo fue clave para no enloquecer: salía a comer, visitaba amistades, viajaba, permitía ruidos en mi casa, paseábamos a la perra…todo como antes, sólo que con un miembro adicional en la casa.
Para mí fue crucial entender que no es necesariamente como te dicen: “no vas a tener vida social, no saldrás”, sino todo lo contrario; tu bebé se acopla a tu vida y a la rutina de todos como familia, tú integras ese bebé al núcleo familiar y lo haces partícipe de todo.
Podía parecer una loca, pero cuando acomodaba la compra del supermercado en la alacena, le iba diciendo a mi bebé: “esta es la lata de salsa, que es roja y se usa para tal o cual cosa”, “este es el arroz, que es blanco y algún día empezarás a comer”, “estos son los guineos…son amarillos”, “estos tomates anaranjados van para la nevera”. Él me prestaba atención, miraba mis labios y balbuceaba. En cosa de nada mi nene habló, y habla muy bien y muy claro. Se expresa de manera correcta y en oraciones completas.
Además de estar en un centro de cuidado diurno desde los dos meses de edad (porque ambos padres trabajamos), compartíamos con otras familias con niños durante los fines de semana en actividades, cumpleaños o parques. Al sol de hoy, sigue siendo un niño muy sociable, y donde quiera que va encuentra con quién jugar o hablar.
Sí, uno se cansa, y hay días en los que creerás que no sobrevivirás, pero hay que recordar siempre que esa bendición de ser madre no todos la pueden experimentar. ¡Somos privilegiadas!
¡Feliz maternidad!
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27 de marzo de 2013
Así es Brendaliz! La actitud de las mamis influye muchísimo en la de nuestros hijos. Ellos copian todo mientras van formando su propia personalidad.
Exactamente, Leze. Creo que su personalidad está bastante salpicada con la actitud de nosotros los padres.
Los chicos son un reflejo límpido de lo que viven desde que son concebidos.
Gracias Sonia. Así mismo es. Estoy totalmente convencida de ello.