Acostumbrándonos al nuevo integrante de la familia

©Brendaliz Figueroa, 25 de enero de 2011

Estaba recién parida, y mi esposo había salido de la casa. Mi hijo, que tenía pocos días de nacido, se había dormido en el sofá. Como era tan bebé y yo sabía que no se iba a caer, lo dejé ahí y le puse un cojín por el lado.

Al poco rato llega mi esposo, y se tira como una bomba en el sofá, justo al lado del recién nacido. Cuando digo que se tira, es que literalmente deja caer su cuerpo en el sofá con impulso, no se sienta pausadamente. Comenzamos a hablar, y al poco rato me pregunta de manera muy casual: “¿Y el nene?”

¿Cómo que y el nene? Pero, ¿el no vio que se le sentó casi encima? Le contesté: “ahí justo al lado tuyo”.

Mi esposo estaba sorprendido al ver que no era broma que casi se le sentaba encima al muchachito.

Y yo  juraba que  se le había sentado al lado sabiéndolo. Por poco lo aplasta.

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