Consideración

©Brendaliz Figueroa, 24 de noviembre de 2010

Lo mío es dejar notitas. Creo que es uno de los propósitos de mi vida.

Un sábado fui a montarme en mi carro, y la persona que se estacionó por el lado del car seat de mi hijo no dejó espacio. No había forma de montar al niño porque no podía abrir la puerta lo suficientemente necesario.

Me fijé que en el auto que estaba bien pegado al mío, también había un car seat.

“Pero qué gente tan desconsiderada, que teniendo un bebé y sabiendo que uno necesita espacio, no se fija en el carro del lado y se estaciona tan pegado”, pensé yo.

Procedí a hacer lo lógico: dejarle una nota.

Tan cordialmente como pude, les pedí un poco más de consideración para la próxima vez que se estacionaran, máxime cuando ellos también tenían un bebé.

Pasaron varias semanas, yo diría que uno o dos meses, cuando descubro que “in the meantime” habíamos conocido a la pareja que iba montada en ese carro que aquella vez se estacionó tan cerca. (Íbamos al mismo lugar con nuestros niños los sábados).

Como soy tan cara de lechuga, ni me pasmé cuando me di cuenta de que nos conocíamos y de que habían descubierto mi identidad. Mi esposo ya iba temblando, pensando qué barbaridad  había escrito yo en tan merecida ocasión.

Por suerte, ellos son decentes y lo tomaron muy bien. Hasta admitieron que habían llegado de prisa y sabían que no se habían estacionado bien.

Ya quisiera yo que todas las personas a quienes les dejo notas fueran como estos dos seres.

Mientras tanto, siempre me aseguro de tener un bolígrafo y papel en el carro. Si no tengo papel, las servilletas me han funcionado muy bien en varias ocasiones.

Por si acaso, fíjese bien cómo se estaciona. Si algún día regresa a su carro y encuentra una nota, no dude que se haya estacionado al lado mío.

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