El “wallet de nena” de mi hijo

©2017 Brendaliz Figueroa Guzmán

En mi casa no hay “cosas de nene” y “cosas de nena”; hay objetos y juguetes. ¡Punto! Mi hijo cocina, ya sea jugando a que cocina, como también de verdad, al lado mío frente a la estufa. Eso no lo hace “pato”, “patuleco”, “maricón”, “marica”, ni amanerado.  Mi hija juega con carritos, trenes, camiones y dinosaurios, igual que a veces juega con muñecas, peluches y coches de bebé. No es machúa ni es una “buchita” en potencia. No creo en esas etiquetas.

Mi hijo me pidió un “wallet” para poner sus monedas y poder comprarse un helado al salir del colegio. Un día encontré un monedero y se lo di. Lo había dado en un cumpleaños a los amiguitos de mis hijos. Compré varias docenas,  y ese había sobrado. Se lo di. Él, muy feliz de tener su monedero, corrió a llenarlo, y lo metió en su bulto del colegio.

A los dos días me dijo: “Fulano me dijo que mi wallet es de nena”. Tranquila, le contesté: “el monedero es tuyo, no sé de qué habla Fulano”.

“Es que me dijo que como es de búho y tiene estos colores, es de nena, y se estaba burlando”.

Inhalo y exhalo, pero antes de poder responder, continuó: “Yo le dije: ‘ah, ¿sí?, pues con las monedas que tengo aquí te pude haber invitado a un helado…ahora no te lo voy a comprar…como mi monedero es ‘de nena’…”.

Me reí por dentro. No supe qué responder. Pasaron 3 segundos eternos, y le dije que si sentía ganas de comprarle un helado a su amigo, se lo comprara e ignorara el comentario sobre el monedero, que eso no era importante, y que su monedero no era de nene ni de nena, era sencillamente un monedero. Me contó que el amigo le dijo que sí quería un helado (el heladero no estaba frente al colegio ese día), y que él le dijo que tenia que besarle lo pies (los zapatos en realidad). WHAT??? El amigo le besó un zapato, y quedaron en que cuando el heladero regresara, se lo compraba aunque su wallet fuera “de nena”.

El heladero JAMÁS ha vuelto al colegio. Queda un helado pendiente.

VARIAS SEMANAS MÁS TARDE…

El monedero se descosió. Estaba “roto” y las monedas se le caían. Me lo enseña y le digo que va a necesitar uno nuevo. Me dijo que no, que yo podía arreglarlo con pega o con hilo. Efectivamente, lo cosí, con mis dotes fatulos (realmente nulos) de costura, y por ahí anda él todavía cargando muy orgulloso su monedero. Le importa un carajo si es de búhos o de escopetas, si es color crema o azul macharrán. Whatever!!!!

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  1. ¿Quiénes serán los padres de Fulano?

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