Esto no tiene nombre

©Brendaliz Figueroa, 3 de enero de 2012

Sólo hay que ver las primeras planas de los periódicos del país o los noticieros locales para sentir asco, desesperanza y vergüenza.

Además de “Feliz Año Nuevo”, lo más que he escuchado es lo malo que está esto aquí, a dónde vamos a llegar, qué será de este país, etc. Y lo entiendo perfectamente.

Hay gente que dice que las cosas están igual de mal en otros lugares. Sí, puede ser. Seguramente hay otros lugares  en los que las cosas están malas, pero también hay muchos otros lugares en los que las cosas no están como aquí.

Y yo con un hijo de dos años y par de meses. A cada rato me pregunto qué le puede ofrecer este país a mi hijo. Yo puedo formarlo y darle todas las herramientas necesarias para que sea él quien haga algo por sus semejantes y por el país en el que nació, pero nada me garantiza que el futuro que le espera (si es que crece y  vive muchos años aquí, cosa que no sucederá) sea el mejor.

¿Que qué voy a hacer? Pues sencillo, lo que acabo de decir: educaré a mi hijo de la mejor manera posible, le enseñaré sobre valores y moral,  y lucharé para que cada día sea un mejor ser humano, aquí y dondequiera que esté. Lo protegeré lo más posible, pero no lo ataré a mí. Mientras pueda, tomaré las decisiones que considere las mejores para él y su futuro.

Seguiré trabajando para dar lo mejor de mí y ser una ciudadana  responsable y decente, de manera que mi hijo tenga un buen ejemplo. Si esto me garantizara que como yo, todo el mundo pondrá su granito de arena para hacer de este país un mejor lugar para vivir, me quedaría. Y aunque admito y reconozco que tengo amistades y conocidos buenos y comprometidos con el país y la sociedad, hace falta mucho cambio aquí, demasiado diría yo.

Por lo tanto, está decidido que aquí no nos quedaremos. ¿Cuándo nos vamos? No sabemos. No es mañana ni el mes que viene, pero luego de seis años viviendo aquí, no es tan fácil convencer a un alemán (100% alemán, nacido y criado en Alemania) de que esto es un paraíso terrenal. (Para quien aún no lo sabe, mi esposo es alemán).

¿Hay mejores lugares para criar y educar a mi hijo? Creo que sí, los hay. Me da lástima tener que aceptar algo así, pero no puedo tapar el sol con la mano.

Algún día, cuando estemos mudados y establecidos, les contaré cómo nos va y en dónde acabamos.

Por ahora seguiremos disfrutando del sol, el buen clima, la playa, El Morro y nuestras amistades de acá, rogando a Dios todos los días que no me asalten cuando vaya a la farmacia o al supermercado, que no se metan pillos en mi casa,  o que una bala “perdida” no vaya a encontrarse conmigo.

###

 

Join the conversation! 2 Comments

  1. Ay Brenda, te entiendo perfectamente. Solo basta con ver la ultima noticia que salio en elnuevodia.com hace par de horas. Es una pena que un pais con tantas cosas buenas ( el clima, la playa, el Morro, etc.) este atravesando por momentos de tanta violencia e incertidumbre. Hay que orar para que Dios nos proteja!!!!

    Reply

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Latest Posts By Brendaliz Figueroa

Category

Reflexiones