Llamando a los Reyes

© 2013- Brendaliz Figueroa Guzmán

Llevamos varios años pasando la víspera de Reyes en casa de unas amistades. Nuestros nenes tienen la misma edad y se llevan muy bien. La actividad se llena de muchos adultos, casi todos con niños.

Llegó un momento en el que mi hijo y el “host” de su misma edad se pusieron “wild” (más de lo que son), y yo me senté a vigilarlos de cerca. El “host” comenzó a tirar piedras, y yo dije: “jum, vamos a tener que llamar a los Reyes magos para que reconsideren ciertas visitas”.

Mi hijo se puso el pulgar en la oreja , y el meñique en la boca y dijo: “Hola. Reyes: éste se está portando mal”. Cuando dijo “éste”, apuntaba a su amiguito con el dedo, como si su amigo no tuviera nombre y como si ellos vieran por teléfono. Claro, para ellos la tecnología lo puede todo y quizás creía que era “face time”, “Skype” o algo de eso.

(Dicho sea de paso, lo regañé por “chota”. Le dije que quien llama a los Reyes soy yo, no él).

¿Qué le dijo el “host”? “Mira, deja el celular ese”.

Me reí demasiado. Hello, sólo tienen tres años.

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5 de enero de 2013