Mi hija no es una princesa

© 2016 Brendaliz Figueroa Guzmán

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La gente cree que todas las niñas deben ser princesas, preciosas, rosadas y perfectas. También se empeña en que hay que jugar a las muñecas, la cocina, y que algún día querrán convertirse en madres, además de tener carreras exitosas, casas perfectas, maridos sacados de la gloria y cuerpos de portadas de revistas. Bueno, si mi hija quisiera todas esas cosas, pues, ok, bien, pero, ¿y si no? De verdad, quiero saber, ¿qué es la pendejada esta de ser una “princesa”?

Mi hija NO es una princesa. Repito, mi hija NO es una princesa. Aclaro que no me molesta cuando la gente la llama “princesa” (básicamente alguna persona todos los días, y mucha gente lo anda repitiendo como papagayo…los “perdono”), pero eso no quiere decir que yo haría lo mismo. Dios me libre…(Me persigno y todo ahora mismo, ja,ja,ja…)

Estoy clara, no creo en la monarquía.

Sé que querer ser una princesa es una etapa que la mayoría de las niñas pequeñas pasa en algún momento. Entiendo que poco a poco van tomando mayor contacto con la realidad y así el espejismo de ser una princesa va desapareciendo cuando vaya formando su propia personalidad. El problema es que hay niñas que se convierten en mujeres y aún se creen princesas, dejando de ser un espejismo de la infancia y convirtiéndose en una estupidez real, nociva para la sociedad. Esas son el problema, eso es lo que justamente quiero que mi hija no sea: una princesa adulta que haga el papel de inútil a la perfección.

Aunque ahora en estos tiempos modernos hay historias variadas de princesas, y no todas son las típicas doncellitas pusilánimes, por lo general a las princesas se les relaciona con el amor ideal y con ese sueño de vivir en un castillo.

Cuando oigo “princesa” escucho que calladita se ve más bonita, que es bueno querer y esperar que un hombre le resuelva todo, que lo importante en la vida es lucir regia y exacta y encontrar el novio perfecto, que deje la acción para los guerreros y príncipes y que ser valiente y bravo es cosa de hombres.

No quisiera que para ella “siéntate y espera, ya verás como todo se arregla” fuera siempre aceptable. Yo prefiero que crea en la acción, en su poder para cambiar las cosas, su situación, sea la que sea. Que sea dueña y creadora de su historia, que seguramente no pertenecerá a ningún joven heredero que llegará a su vida mientras ella lo espera sentada y cómoda.

Y si no queda otro remedio y tenemos que hablar en términos de títulos nobiliarios, por favor, mejor díganle “reina”, y que sea la soberana de su vida.

Esto me parece mejor...

Esto me parece mejor…

 

Join the conversation! 2 Comments

  1. Concuerdo, al igual que pienso que mi hijo no es un macho men. Al tener niño y niña mi meta es criarlos con metas iguales, que sepan que ambos son capaces de lograr y alcanzar lo que quieran sin importar su género. Ni princesa ni príncipe. Simplemente personas, claro para mi son mis reyes.

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