Todos vamos a llegar

© 2012 – Brendaliz Figueroa Guzmán

¿Quién no quiere llegar a viejo y en el mejor de los casos ver el fruto de sus esfuerzos, ver a sus hijos convertidos en seres de bien,  y con suerte disfrutar de los nietos?

Todos vamos a llegar. Bueno, se supone que lleguemos a viejos.

Hoy visité el Hogar de Ancianos San Vicente de Paúl, en el municipio de Vega Baja (Puerto Rico). Fui con un grupo del trabajo, como parte del voluntariado de navidad. Antes de pasar a ver a los viejitos, la trabajadora social nos advirtió la felicidad que visitas como esas provocan en los ancianos. Nos contó cómo ellos un mes más tarde siguen preguntando por “la gente que vino” y “cuándo regresan de nuevo”. Ya ahí tenía el corazón partido.

En San Vicente de Paúl hay viejitos que nunca reciben visitas. Se me hace difícil pensar que no tengan hijos, hijas, familiares o conocidos que se acuerden de ellos.

Los “doñitos” nos recibieron con mucha alegría. Increíble, ya que no teníamos instrumentos -excepto por unas maraquitas- ni nada preparado. Cantábamos y aplaudíamos, todo improvisado. Siempre hay unos con más chispa y más salud que otros. El que podía se nos unía aplaudiendo, bailando un poco y cantando.

Sentí tanta alegría al ver las sonrisas en sus caras. Creo que estaba más contenta y más conmovida que ellos.

Qué triste pensar que en el ocaso de la vida te olviden y te echen a un lado. Prometo nunca hacer eso con mis padres, y espero estar sembrando en mi hijo una semilla lo suficientemente buena como para que él no se olvide de mí cuando yo esté viejita, mañosa y quizás algo olvidadiza.

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21 de diciembre de 2012

 

Join the conversation! 7 Comments

  1. Muy cierto. Cuando mi suegro estaba en el “home” nosotros lo visitabamos todas las semanas pero habían viejitos que nunca los iban a ver aún teniendo familia. Es muy triste.

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    • I know. Por eso les envié el post a ti y a Julissa, porque sé que se encargan y se encargaban de velar por sus viejitos. Qué triste que pase eso, ¿verdad?

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  2. En pasadas ocasiones hemos visitado hogares de ancianos y tu post me hizo revivir esa experiencia. Es muy cierto lo que dices.

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    • Es triste sí, pero qué bueno que hemos pasado por estas experiencias para que nos abran los ojos y no olvidemos esa triste y dura realidad. Así tenemos más conciencia de no abandonar a nuestros viejitos. Saludos.

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  3. Mensaje de prueba.

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  4. Cuando era una adolescente, visite un hogar con mi hermano. Escogimos a una abuelita que no era visitada por sus familiares. La adoptamos y la visitábamos todos los fines de semana. Después de varios intentos, por fin saco una sonrisa. Lo que necesita esa población es amorrrr!

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