© Brendaliz Figueroa Guzmán

Llevo varios meses yendo al parque de mi comunidad todas las tardes. Me llevo la comida de los nenes, sus meriendas, agua, bolas, burbujas, juguetes, entre otras cosas, y allí paso la tarde luego de buscarlos al campamento y al cuido. De ahí es directo a la bañera, a lavarse los dientes, y a dormir.

Ha sido una experiencia bien chévere. Además de mantenerlos activos y de socializar, la salida al parque me ha resultado terapéutica. He conocido familias nuevas, y hemos hecho amistad. Los nenes tienen amigos nuevos también, y comparten juguetes y hasta sus “snacks”. No gasto un centavo (aparte del ya invertido en la compra que tengo en casa), y la diversión para ellos parece no tener fin.

Mi hija se ha caído muchas veces, ha comido grama, tierra y arena otro montón de veces más. No sé cuántas rodillas raspadas y golpes ensangrentados hemos visto ya, pero ellos son de goma y en cinco segundos “aquí no ha pasado nada”.

¡Anímate y visita el parque de tu comunidad! Te sorprenderá lo mucho que todos se van a entretener, y te aseguro que conocer gente nueva no hace daño, sino todo lo contrario.

Visitamos otros parques con frecuencia. Me encanta.

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20 de julio de 2015